Dejemos que fluyan sentimientos, y solidifiquen palabras, y creen arte...

En aquél rincón escondido de mi memoria, ruge el mar.
Y como el vaivén de las olas, vienen y van mis pensamientos...

lunes, 6 de febrero de 2012

. . .

Odio tener estas discursiones, en serio… me matan. Te quiero, sí… pero, ¿porqué no me escuchas, porqué no me dejas hablar, y me entrecortas las palabras siempre, con una alteración increíble?. En serio, no aguanto mas este estado, ni esta angustia, ni esta impotencia…. Necesito despejarme, nena,… uf; iré a dar una vuelta…

( Tras 15 minutos caminando, decidí entrar a un curioso bar… ).

Entré en aquel bar, y me inundó un sentimiento bohemio; se respiraba verdad, la gente, aun siendo tan diferentes, tenían algo en común: todos huían de una sociedad hipócrita.
Si existía algún lugar donde podían desconectar de toda angustia, aunque fuera solo por unos momentos, allí lo encontraban.
Te recibían con una buena sonrisa, sin tapujos, y con una buena poesía para tus oídos. Aquello era un mundo, no era un bar donde la gente intentaba ligar para echar un polvo, el objetivo no era “beber”, sino… conectar mediante palabras, cada sentimiento, y con cada persona.
En la vida cotidiana, puedes ser totalmente ajeno, a todas las personas; allí, no.
A veces, por lo visto, necesitamos un tipo de “ayuda” para abrir los ojos, y saber que aquello que está a tu lado, es una persona, y que ésta, siente igual que tú…
Me sorprendió escuchar a todas aquellas personas que subían al “escenario” o mejor dicho, lo que decían.
Si llegados a ese punto, quedé satisfecho, el placer de ser escuchado fue mayor. Puede que la gente que habitaba aquél bar, no me estuviera prestando toda la atención del mundo, pero el mundo se detuvo, para escucharme.

Estamos acostumbrados a gritar estupideces sin fuerza, para que la gente al menos nos oiga;  bien… si algo aprendí, es que estoy arto de tener que levantar la voz, cuando quiera que me escuches, y no lo haré mas; puesto que sabré, que cuando quieras escucharme, tu mirada se centrará en la mía, y el silencio se hará en tu voz…


1 comentario:

  1. Como dice Michel Eyquem de Montaigne "La palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha"

    Me ha encantado tu entrada.
    He de decir que yo me siento igual que tú cuando entro a "ese bar" :)

    ResponderEliminar