Dejemos que fluyan sentimientos, y solidifiquen palabras, y creen arte...

En aquél rincón escondido de mi memoria, ruge el mar.
Y como el vaivén de las olas, vienen y van mis pensamientos...

domingo, 11 de diciembre de 2011

-          Quiero comerte la boca. – musitó ella de repente, sin desviar su mirada de mis pupilas, penetrándome, hasta sentir ardor.

“quiero comerte la boca”, de toda la vida he pensado que es una expresión de lo mas fea, sin embargo cuando ella lo pronuncia, es lo más bonito que puedo imaginar.
El amor no es ciego, es tonto,... quisiera ver mi cara cuando me dice cosas como esa, porque prácticamente creo que es indescriptible.

-          nadie te ha negado que puedas hacerlo cuando te de la gana. – respondí yo, como si nada… aunque deseara que lo hiciera cuantas veces quisiera.
-          Quiero dibujarte en la espalda mi nombre – suspiró cada palabra de manera sutil, sexy.

No lo dudé ni un segundo, obedecía cada petición que me hacía de forma automática, y me di la vuelta quedando ella encima mía.
Apoyó su brazo derecho sobre la parte superior de mi espalda y su cabeza encima.
Poco a poco empezó a escribir una frase.

-          quiero irme de aquí, y despegar hacia una fantasía, ¿podrás conseguirlo?. – susurró ella una vez que se acercó a mi oído lentamente, y me hizo estremecer.

Me di la vuelta conforme se la daba ella, quedando yo arriba, queriendo tomar el control.

-          no creo que necesites más fantasía que este momento, al menos yo no la necesito. – pronuncié cada palabra a un centímetro de su boca inhalando su respiración, sintiendo la velocidad de su pulso.
-          La fantasía de momento ha comenzado, hazme sentirla, o cojo la puerta y me voy. – me dijo ella con un tono burlesco, sonriendo entre dientes y pasando sus dedos por mi pelo…

Desabroché mi pantalón y lo bajé con una sola mano y un buen movimiento de cadera.
Una vez conseguido esto, fue ella la que volvió a girar y me puso boca arriba, dejando su pelo caído hacia un lado, tapando en forma de cortina los rayos del sol que entraban por la ventana.
Se acercó lentamente, y me besó el cuello de forma apasionada.

El gesto de la cara le cambió en cuanto se despegó de mi piel, para que no sólo me lo tomara como un juego, adiviné que quería decirme algo serio.

-          necesito no ser “una mas” para ti, necesito ser importante, necesito que cuando cruces esa puerta, no te vayas con la sensación de haber echado un polvo mas, un revolcón sucio, suicida, sin sentido, placer sin argumento, necesito que me necesites, que no te vayas, que cuando me despierte tu brazo siga estando en el mismo lugar que cuando cerré los ojos, rodeando mi cuello, con la mano colgada apuntándome al corazón. ¿tú eso lo comprendes?. – explayó cada palabra con una claridad impresionante, y yo, quede anonadado.

No sabía que responder, me gustaba pasar el tiempo con ella, y la quería… pero no lo amaba, se me quedaba grande, siempre me ha pasado. Para mí no significaba un simple revolcón, pero tampoco lo que ella esperaba que fuera, la intensidad con la que cada persona siente, es una pena que nunca, absolutamente nunca sean iguales, siempre habrá alguien, que será menos querido, no obstante, yo no quería que ella se sintiera así.

-          y yo necesito que sonrías ahora mismo, que no soporto verte seria, ni que dudes de mi, necesito que te sientas querida tanto como me siento yo. Quiero que seas feliz, eso es algo que tengo totalmente claro. (pero no sé si eso es algo que yo pueda conseguir (pensó) ). – mi tono de voz también cambió, fui serio, pero cariñoso, no quería estropear el momento.
-          La frase que te he escrito antes en la espalda, ¿la recuerdas?. – preguntó ella.
-          Con la dulzura con la que la has escrito, no me entero ni de dónde estoy. – le dije con una risa floja. Aunque mentí, claro que sabía que me había escrito... :

 “No me falles”. 

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