- ¿Qué te pasa…? – preguntó preocupada con un tono suave.
Lo miró un par de veces mientras él intentaba no preocuparla y darle la espalda, para que no lo viera con claridad.
- tranquilo, si no quieres decírmelo, no lo hagas, pero… mírame… – extendió su mano dulcemente por su mejilla y le giró la cara para poder mirarle directamente a los ojos. Se estuvieron mirando fijamente durando unos segundos.
Entre miradas no hizo falta palabra, ella suspiró muy levemente y lo abrazó. Rodeó su cuello con sus brazos y le dio un beso con cariño en la mejilla.
- ¿ Sabes qué me pasa con solo mirarme?.. – preguntó él con un tono bajo y un poco sorprendido.
- No, pero tampoco me hace falta saberlo todo para quererte como te quiero, ¿no crees que eso es lo que importa?.. – susurraba ella acercándose a él.
Esclavo del verso...
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